SOMATIZAR: CUANDO TU CUERPO TE HABLA

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SOMATIZAR: CUANDO TU CUERPO TE HABLA

¿Has pasado por épocas donde tenías dolores de cabeza, dolores de espalda, de mandíbula o problemas de estómago entre otros? ¿Has experimentado ponerte malo justo para las vacaciones después de haber pasado un pico de estrés?

Supongo que algunas de estas situaciones las has vivido y entiendes que de alguna manera las emociones están conectadas con nuestro cuerpo. Sabes que el estrés baja las defensas del sistema inmune, o que la ansiedad nos hace estar tensos y tener más dolores musculares y de cabeza. A pesar de saber todo esto, la mayoría de las veces nos frustramos cuando tenemos esas molestias físicas, nos desesperamos, e intentamos por todos los medios acabar con ello de forma rápida.

Más del 25% de las consultas de atención primaria tienen que ver con dolores somáticos, la mayoría asociados con síntomas de ansiedad o depresión.  Es por ello, que es importante tomar conciencia de que el bienestar viene dado por un conjunto de factores, no solo a nivel físico sino también a nivel mental, y considerar la salud como un todo conjunto.

¿Cómo funcionan las somatizaciones?

Las emociones funcionan en un triple sistema de respuesta, es decir, todas las emociones tienen un correlato mental, lo que pensamos, un correlato físico, lo que sentimos, y un correlato conductual, lo que hacemos. Por ejemplo, si yo estoy triste, tengo pensamientos de tristeza “la vida es una mierda, nunca voy a salir de esto”, siento la tristeza en el cuerpo (nudo en la garganta o presión en el pecho) y la conducta puede ser llorar. No todos regulamos las emociones por las tres vías de forma equitativa. Aquí hay persona que tienden más a manifestar sus emociones con la conducta, hacia fuera, otros que lo piensan más y otros que lo sientes mucho en el cuerpo. Las personas con más sensibilidad a sentir las emociones en el cuerpo, son más vulnerables a la somatización.

Cuando la persona está en una situación de estrés continuado, lo que ocurre a nivel cerebral es que el cerebro libera más cortisol en sangre, esto aumenta la energía del cuerpo, pero ralentizan o suprimen otros sistemas, como el inmune, el aparato digestivo o la respuesta sexual, si se mantiene en el tiempo puede llegar a ir debilitando células hasta su destrucción. A nivel estructural si se mantiene ese estrés, las áreas prefrontal, la amígdala y el hipocampo reducen su funcionamiento, y son áreas implicadas en procesos de atención, memoria y aprendizaje, así como en la toma de decisiones.

Entender esto es el primer paso para poder tomar conciencia de mi cuerpo y de los factores que puedo ir modificando para mejorar mi bienestar físico y mental

¿Qué hacer con las somatizaciones?

Una vez explicado el funcionamiento fisiológico de las emociones, os ofrecemos una serie de recomendaciones para manejar las somatizaciones en tu día a día.

  1. Escucha tu cuerpo: tener síntomas físicos genera mucha frustración, sobre todo porque, aunque tenga un origen psicológico, genera mucha molestia y malestar. Hay que tratar los síntomas, por eso es importante acudir al especialista para hacerse pruebas, y recibir un tratamiento. Pero siempre intentando prestar atención al origen, al porque mi cuerpo esta reaccionando así. Nuestro cuerpo nos esta avisando de algo, nos informa, es importante pararse a escucharlo (no solo descansar).
  2. Revisa tu estilo de vida. Se que no es fácil modificar el ritmo de vida que llevamos, las dificultades a las que nos vemos sometidos y las demandas del entorno que tenemos que resolver, pero sin conseguir el ideal plantéate que espacios tienes para ti, para cuidarte. Pide ayuda, delega, saca tiempo para ti.
  3. Ligado a lo anterior, cuando estamos malos es cuando tomamos conciencia de nuestro cuerpo, de nuestras limitaciones y que todo lo que antes nos resultaba importante no hubiera sido posible si nuestro cuerpo no esta bien. Por eso es necesario tomar conciencia de la importancia de cuidar nuestro cuerpo, pero no cuando esté mal, si no prevenir ese malestar. Por eso es importante dedicar en mi vida tiempo para cuidarme en el sentido amplio de la palabra, no solo comer bien y hacer deporte, si no saber cuando trabajar menos, cuando descansar, hacer ocio placentero, etc.
  4. Gestiona tus emociones. Escuchar tu cuerpo significa prestar atención a tus emociones también, procesarlas y darles su espacio para que se regulen. Este proceso no siempre es fácil ni rápido y por supuesto a veces supone mucho dolor. Pide ayuda a tus amigos, rodéate de quien necesites y si es necesario acude a un profesional.

En definitiva, cuando tenemos síntomas físicos repetidos en el tiempo, es frustrante sentirlo y creer que no tenemos el control, no sabemos cuando va a venir y muchas veces tampoco entendemos bien porque viene. Por eso es importante, pararnos a escucharnos, ver nuestro cuerpo como un aliado, como un transmisor de información, en vez de como nuestro enemigo y escucharlo. Y no solo eso, cuidarlo. Sin salud, todo lo demás pasa a un segundo plano.