¿QUÉ ES LA INVERSIÓN DE ROLES Y QUÉ CONSECUENCIAS TIENE?

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¿QUÉ ES LA INVERSIÓN DE ROLES Y QUÉ CONSECUENCIAS TIENE?

En determinadas familias se da una circunstancia especial, en la que por diferentes motivos, los menores tienen que cuidar de otras personas de forma prematura en su desarrollo evolutivo. Así, tienen que cuidar de abuelos, hermanos, o padres.

En ocasiones estos cuidados son debidos a dificultades físicas, médicas y/o económicas que hacen que los menores tengan que asumir tareas de cuidado a otros. En otros casos, esta responsabilidad adquirida puede darse de una forma más sutil y velada. Es decir, no hay una limitación o patología física, no hay una condición médica delicada que haga que tenga que asumir ciertas responsabilidades, pero el menor tiene la percepción de que es un soporte emocional para otras personas.

 

En estos casos, el menor se siente responsable del bienestar emocional de sus progenitores, hermanos, u otros seres queridos. Por lo tanto, sus interpretaciones, emociones y actitudes giran en torno a la asunción de ese rol en el que se siente cuidador y responsable de que su ser querido se sienta bien emocionalmente. Este fenómenos es llamado “inversión de roles”, y tiene una serie de consecuencias que influyen en cómo se desarrolla el niño/a y en su adultez.

Hay ciertas situaciones familiares en las que se puede favorecer una dinámica de inversión de roles. Por ejemplo, tras la separación de los padres, el menor pueda sentirse responsable del padre que ya no convive con él, o del que convive. También, cuando existe algún trastorno psicológico que afecta la salud mental de alguno de los progenitores, lo que puede hacer que el menor perciba la vulnerabilidad e inestabilidad emocional de dicho progenitor y querer “consolarle” o apoyarle emocionalmente. En otras ocasiones, el menor vive en un entorno familiar en el que se dan muchos conflictos, y por lo tanto percibirse a si mismo como el “pegamento” de la familia, ya que sus progenitores o hermanos, puedan desahogarse con el menor. En los casos más evidentes, los progenitores ejercen una culpabilización hacia el menor, haciéndole sentir responsable de cómo se sienten y dejándole encargado de que los adultos se sientan mejor.

Cuando ocurre la inversión de roles, pueden aparecer una serie de consecuencias en el menor y en el adulto que posteriormente será, tales como:

  • Madurez desajustada a su edad. Lo que le puede hacer tener pensamientos, intereses, actitudes y comportamientos impropios para su edad. Esto puede favorecer que el menor se sienta solo, aislado, incomprendido, alejado de sus iguales.
  • Tendencia al aislamiento, precisamente por sentirse alejados de sus iguales en intereses, gustos, estilo de vida, etc.
  • Desbordamiento emocional, ya que suelen tener preocupaciones para las que su cerebro en desarrollo no esté preparado para afrontar y gestionar. Por lo tanto son adolescentes y adultos propensos a la inestabilidad emocional y a tener problemas de ansiedad, depresión, desregulación emocional.
  • Sentido de la responsabilidad excesivo, de modo que tienden a culpabilizarse de cosas de las que no deberían.
  • Tendencia a asumir un papel de cuidador y salvador de los demás en sus relaciones adultas. Por lo tanto, cierta tendencia a la dependencia emocional, ya que suelen estar acostumbrados a sacrificar su propia felicidad por la felicidad de los demás.

La inversión de roles provoca consecuencias en la adultez, que generan malestar e interfieren en la vida cotidiana. Los menores deben poder vivir su infancia respetándoles sus ritmos en el desarrollo, sin privarles de cada una de sus etapas en su desarrollo para poder ser un adulto funcional y feliz. Si te has sentido de esta manera en tu infancia o adolescencia, o reconoces a alguien de tu entorno cercano, los psicólogos podemos ayudarte.