
Dificultades para hacer amigos a partir de los 30
Uno de los temas recurrentes que nos encontramos en consulta son las dificultades para tener una buena red de apoyo a partir de ciertas edades. Es algo que se da casi de forma automática cuando vives en el extranjero, en el que generar amistades implica barreras culturales, de idioma y de inestabilidad. Aunque también es un tema que preocupa a personas que viven en su propio país. Esto es debido a que a medida que nos adentramos en la treintena, la vida tiende a acelerarse y a volverse más compleja.
Las responsabilidades laborales, las relaciones de pareja estables y, para muchos, la paternidad o maternidad, ocupan gran parte de nuestro tiempo y energía. En este torbellino de compromisos, una de las facetas que a menudo se resiente es la capacidad de hacer nuevas amistades. Lo que en la adolescencia y los veinte años parecía surgir de forma natural, después de los 30 se convierte en un desafío considerable.
Factores que dificultan el sostener o ampliar la red de apoyo social
- El círculo social se estrecha: cuando somos más jóvenes, tenemos muchas actividades que implican interaccionar con los demás, compañeros de clase, fiestas, actividades extraescolares, etc. A medida que avanzamos, la rutina es más estable y los encuentros sociales disminuyen.
Más compromisos y menos tiempo: las responsabilidades aumentan, las jornadas laborales también, y nos deja poco tiempo para el ocio y la socialización, compromisos familiares, cuidado de hijos, atención de padres, etc. suele ser habitual a partir de estas edades, lo cual deja muy poco espacio para la socialización. Además del cansancio que supone llevar todo esto, aparece la conocido “pereza” por salir, conocer gente nueva o hacer algo diferente. - La comodidad de lo conocido: salir de la zona de confort nunca es fácil, cuando ya tenemos unas amistades que nos conocen y nos aceptan como tal, exponerse e invertir tiempo en conocer a gente nueva de 0, sabiendo que es un proceso, que no se siente conexión desde el principio, que se tiene que ir empleando tiempo y esfuerzo en generar conexiones saludables, hace que la pereza gane la batalla. También nos volvemos más exigentes, no todo vale, te vuelves más estricto con el tiempo que quieres emplear y la calidad de la relación, y se mira más la reciprocidad y que realmente aporte. Esto en principio es algo sano para ti, pero si el filtro es muy estricto puedes caer en que realmente no consigas conocer a nadie nuevo y te sientas solo.
- Barreras etapa vital: a partir de los 30 es común que las personas se encuentren en diferentes etapas vitales. Algunos están solteros, otros casados sin hijos, y muchos ya tienen familia. Estas diferencias y el miedo al cambio de momento vital pueden crear barreras. Es más fácil conectar con alguien que comparte experiencias similares, como los desafíos de la crianza de hijos pequeños o la búsqueda de estabilidad profesional. Cuando las vidas divergen demasiado, encontrar puntos en común que trasciendan la mera cortesía puede ser un reto. La empatía y el entendimiento mutuo, pilares de la amistad, se construyen con mayor facilidad cuando hay una base de experiencias compartidas.
Superar las dificultades: una cuestión de intención
Con este conjunto de factores, que son reales y existen, la mayoría de personas que en un momento determinado sienten que necesitan cubrir su área social, encontrar mayor soporte emocional del que tienen, saben que es importante porque experimentan sentimientos de soledad e incluso estados depresivos. Aun con todo eso, siempre verbalizan que no es tan fácil y que da pereza y sobre todo utilizan el mecanismo de defensa de “para que, si estoy bien así”. Es decir, la mayoría, pese a que pueden ser consciente de esa necesidad sin cubrir, les supone más coste que beneficio el trabajar esa área. Esto suele ocurrir, además de por todos los factores externos señalados, por factores internos de los cuales no siempre son conscientes.
Dificultades internas
- Inseguridad: muchas veces, lo que ocurre a partir de ciertas edades es que te sientes más inseguro socialmente, esto puede ser por dos factores: una falta de autoestima o bien una falta de practica a lo largo de los años, donde te has acomodado en tu zona de confort y has perdido cierta confianza y habilidad en socializar y conectar con gente.
- Exigencia/desconfianza: muchas personas arrastran experiencias dolorosas de abandono e incluso de traición. Puede que esto haya sido así toda la vida, lo que genera a la hora de vincularse, la idea automática de que te van a traicionar o de que la gente al final falla, y te hacen daño. Con esa idea de desconfianza automática, es más difícil poder conectar con gente nueva y crear nuevos vínculos
- Inestabilidad social: si vives en el extranjero es muy frecuente que amistades que hagas de tu mismo país se vayan a los años, pueden venir otros, pero requiere adaptarse a los cambios cada mucho menos tiempo que si vives en tu país. Esto puede suponer un desgaste emocional y energético que al final activa la barrera de aislamiento.
- Dependencia emocional: patrones de dependencia como engancharse a una pareja y dejar de lado lo demás, perpetúan la perdida de red de apoyo, y el empezar de 0 cada vez que esa relación dependiente se acabe. Por eso es importante, siempre dejar algo de tiempo y espacio para tu red de apoyo social. Cultivar las amistades es tan importante como la pareja, y el tiempo para ti mismo.
A pesar de estas dificultades, hacer amigos después de los 30 no es imposible. Requiere intención y esfuerzo consciente. Participar en actividades o clubes basados en intereses comunes (deportes, lectura, voluntariado), buscar grupos o aplicaciones diseñadas para conocer gente nueva, y estar abiertos a oportunidades inesperadas son buenas estrategias. La clave está en ser proactivo y no esperar que las amistades simplemente ocurran. Recordar que la calidad supera a la cantidad y que una o dos amistades sólidas pueden enriquecer nuestra vida tanto como un círculo social amplio, es fundamental. Al final, invertir en nuevas conexiones es invertir en nuestro propio bienestar y felicidad. Si necesitas apoyo para afrontar esta situación, contacta con nosotras y te ayudaremos a gestionar las emociones relacionadas con la red de apoyo.