
RAZÓN VS EMOCIÓN: CUÁNDO NUESTRAS EMOCIONES NUBLAN NUESTRO JUICIO
Seguramente alguna vez has sentido que no puedes pensar con claridad porque estás emocionalmente inundado. Se te agolpan los pensamientos y estás confuso. Cuando intentas poner orden a esos pensamientos probablemente lo que acabes pensando sean ideas basadas en la emoción del momento. A esto se le llama razonamiento emocional.
Este tipo de distorsión consiste en que, la forma en la que veo el mundo en un momento determinado y pienso sobre las cosas, está más basado en cómo me siento que en la realidad objetiva. Por ejemplo, si me siento frustrado, realmente creo que la gente está en contra mía y hacen daño intencionalmente, si me siento triste, realmente me llego a creer que no hay esperanza para ser feliz, o si me siento saturado, me siento atrapado y sin salida y llego a creerme que no podré salir de ese bucle.
Este tipo de distorsión es el más difícil de detectar porque nos pasa a menudo y solemos fusionarnos con esas ideas. De hecho, incluso cuando alguien intenta hacerte ver las cosas de otra manera te sientes ofendido, y piensas “pero yo me siento así y esa es la realidad”.
MANEJAR EL RAZONAMIENTO EMOCIONAL
La idea más importante que hay que cambiar es “si lo siento es que entonces es la realidad, o es la verdad”. Para poder salirnos de este enfoque piensa si alguna vez te ha parecido escuchar tu nombre y no era real, o te ha parecido que sonaba el móvil o vibraba, o incluso alguna vez que has notado que algo te rozaba en el cuerpo o al final no era nada. Todos esos son ejemplos de veces donde nuestros sentidos “nos han engañado” y creíamos haber visto, escuchado o sentido algo que al final no era así. Esto es algo habitual en el ser humano, y de ahí que a este fenómeno se le llame error cognitivo. Cuando razonamos algo a través de nuestra emoción, y lo damos por bueno, solo por sentirlo, tenemos que tener en cuenta que esa no es la realidad. Que yo lo sienta así en un momento determinado no lo convierte en la realidad objetiva, porque además tenemos la experiencia de que cuando no nos sentimos de esa manera, vamos pensando diferente.
Esto no anula lo que siento, no lo invalida, no significa que lo que siento no sea real, ni sea válido, es decir, puedo sentirme frustrado, dolido y triste, pero no quiere decir que entonces realmente la “gente este en contra mío, o no haya salido”. Otro ejemplo: que yo me sienta tonto, no quiere decir realmente que sea tonto.
Tips para manejar el razonamiento emocional:
- Identificar cómo me siento. Ponerle nombre a mi emoción y entender porque me siento así y de que me está avisando la emoción.
- Tener claro que las emociones son como una curva, que suben a su punto máximo y luego se regular y bajan, y se pasan. No nos sentimos constantemente en una intensidad muy elevada con la misma emoción.
- Saber que, dado que la emoción baja y no me voy a sentir así constantemente, tener la idea clara también de que lo que pienso en un momento determinado con esa emoción no va a ser una verdad absoluta.
- En mi lenguaje diferenciar entre, “yo me siento así ahora, en este momento siento, creo que, lo veo así ahora”, que afirmar “esto es lo que ocurre, esta es la realidad”.
- Permitirme el desahogo, la queja, y la emoción negativa, pero no quedarme en ella en bucle.
- Normalizar que a todos nos pasa, pero que podemos cambiar nuestra forma de pensar y por lo tanto de sentir.
En definitiva, es creer que lo que siento y por tanto pienso en un momento determinado no tiene que ser la realidad objetiva inamovible que nos hace creer nuestra emoción.
Este proceso al principio puede ser un poco difícil de manejar, pero lo hemos hecho muchas veces de forma automática. Si necesitas ayudar para salir del bucle, no dudes en pedir ayuda profesional.