LA TRAMPA DE LA POSITIVIDAD TÓXICA

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LA TRAMPA DE LA POSITIVIDAD TÓXICA

Hace unos años se introdujo un enfoque en las terapias psicológicas que consistía en no quedarnos únicamente con trabajar la patología y centrar toda la atención en los síntomas negativos, sino que era importante y necesario incluir también el foco de atención en los aspectos más positivos de la vida que vivimos, en los refuerzos, en pararnos a ser conscientes de las emociones positivas que vivimos y aprender a fomentarlas. De ahí nacen muchas terapias como la atención plena, el momento presente y poder no solo manejar las emociones negativas, sino también generar refuerzos positivos.

No obstante, en los últimos años, esta corriente se ha ido desvirtuando hacia un extremo que puede llegar a ser perjudicial.

¿Cómo saber que entramos en una positividad mal entendida?

En los últimos tiempos, y por el uso de redes sociales, puede ocurrir también que los mensajes de salir adelante a pesar de las dificultades, las historias de coraje, de resiliencia de otras personas, de cómo salieron del malestar y se han vuelto fuertes, pueden hacer que tengas una imagen distorsionada de la realidad creyendo la idea de que si luchas vas a alcanzar ese bienestar deseado, donde no sufras, te sientas feliz y todo vaya perfecto. Y ante esa idea, cuando notas que no llega, que no lo alcanzas, lo normal es sentir una frustración constante y la idea de que uno mismo no es capaz de conseguir algo que los demás tienen.

En resumen, muchos mensajes de positivismo nos llevan a pensar que los demás alcanzan algo que no podemos tener cuando esa no es la realidad completa.

Reconocer que estas triste, deprimido, ansioso, angustiado esta bien, es natural, es sano y es humano.

Con esta idea, evidentemente tampoco es cuestión de recrearse en lo negativo o quedarse anclado en la queja. La clave está en encontrar el equilibrio entre tomar conciencia de cómo me encuentro, ya sea emociones positivas o negativas y ocuparme de ello. Todas nuestras emociones son reales y válidas.

Algunas de las claves para saber que estás entrando en una positividad tóxica son:

1. Enmascaras lo que sientes o minimizas la importancia de tus emociones “no es para tanto, podría ser peor”

2. Te cuesta conectar con tus emociones negativas, evitándolas

3. Te sientes culpable por sentir emociones negativas

4. Sientes vergüenza de expresar emociones negativas

5. Ignoras tus frustraciones con un “es lo que hay, hay que aceptarlo”

Para prevenir esto es importante tener en cuenta:

– Combinar un pensamiento positivo con otro realista “en vez de todo va a ir bien, utiliza algo más realista como, lo pasaré mal y se sufre por el camino, pero todo pasa”

– Utiliza un lenguaje que valide las emociones “aunque se que pasará, es difícil y triste estar en esta situación”

– Ser natural y genuino con quien somos y lo que sentimos, sin intentar sancionarnos.

En definitiva, es importante alcanzar un equilibrio entre las cosas positivas y negativas que nos rodean, aceptando la existencia de ambas por igual, y utilizando una combinación de recursos para nuestro bienestar, que no consisten solo en tener pensamientos positivos, sino también permitirnos los negativos.