LA AUTOCOMPASIÓN: UNA HERRAMIENTA PARA MEJORAR AUTOESTIMA
La autocompasión es una herramienta emocional y mental que implica celebrar las cosas y disfrutar de ti mismo cuando la vida va bien, así como ser amable y perdonarte cuando la vida se vuelve complicada. A nivel social nos enseñan a marcarnos metas y reforzar nuestro valor mediante el resultado, eso hace que aprendamos a criticarnos cuando las cosas se tuercen y hay momentos difíciles en la vida. De esta manera, mucha gente cree que si se critica con más o menos dureza es la forma en la que conseguirá salir del malestar. Sin embargo, los estudios han comprobado que es todo lo contrario, la autocompasión nos invita a romper con ese patrón y reconocer que independientemente de lo que suceda en nuestras vidas, somos dignos de ser amados.
Kristin Neff, psicóloga y pionera en la investigación de la autocompasión (https://self-compassion.org/) identifica tres componentes clave de esta habilidad:
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Amabilidad consigo mismo: cambiar nuestro lenguaje a uno más amable en lugar de crítico y autocrítico. Tratarnos con cariño y empatía, como hablaríamos a un amigo o un ser querido.
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Humanidad común: todos experimentamos dificultades, fracasos y sufrimiento en algún momento. Entender que no estamos solos en nuestro dolor, nos ayuda a conectar con otros.
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Atención plena: esta es la base de la aceptación, implica ser consciente de nuestras emociones y pensamientos sin juzgarlos ni intentar eliminarlos.
Con estas bases, existes múltiples ejercicios para cultivar la autocompasión. Como cualquier otra habilidad o herramienta, la clave está en ponerla en práctica de forma frecuente para automatizarla y así notar los beneficios. Estudios han demostrado que las personas que practican la autocompasión tienden a tener una mejor salud mental y emocional. También crea una protección frente al estrés, la ansiedad y la depresión. La autocompasión aumenta la autoestima, lo que hace mejorar la relación con los demás.
ALGUNOS EJERCICIOS
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Nota recordatoria: ponte un posit en el móvil, escríbete una frase donde la veas, o mandate un audio a ti misma, recordándote un mensaje autocompasivo. Por ejemplo: “hay situaciones que son dolorosas y haces lo que puedes por transitarlas, esta bien, es suficiente”.
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Visualización compasiva: Cierra los ojos y visualiza un lugar o persona que te hace sentir amado y seguro. Imagina que esa persona te abraza o te abrazas a ti mismo y sientes ese confort.
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Diario de agradecimiento con atribución interna:intenta anotar durante 15 días seguidos todos los días, dar las gracias por algo, aunque no te haya pasado nada “extraordinario”, y al lado del agradecimiento describe una frase donde reconozcas algo que aportes tu. Por ejemplo “doy las gracias por el rato que iba escuchando música en el coche-→me he dedicado un tiempo a mi, haciendo algo que me gusta”. Notarás como aumenta la satisfacción general interior.
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Mindfulness compasivo: Practica la atención plena enfocándote en tus pensamientos y emociones sin juzgarte. Permítete sentir tus emociones sin críticas, reconociendo que son una parte normal de la experiencia humana.
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Autocuidado: imprescindible, dedícate tiempo, tiempo para cuidar tu mente y tu cuerpo, con actividades que pueden ser desde deporte, hasta un baño, leer o cualquier actividad que te haga sentir bien.
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Modificación del lenguaje autocrítico: se consciente de cómo te hablas, y cuando descubras las etiquetas que utilizas para machacarte, elimínalas e introduce frases de autocompasión. Por ejemplo, “soy torpe” por “me cuesta más tiempo y esfuerzo las habilidades físicas”
Recuerda que la autocompasión es un proceso gradual. No hace falta practicar todos los ejercicios a la vez, o todos ellos. Busca el que mejor se adapta a ti, empieza con uno y ve practicando y notando como te ayuda.
Al final la persona que va a acompañarnos toda la vida somos nosotros mismos, trátate con cariño y amabilidad.