La convivencia puede ser una fuente de mucho bienestar y favorecer el fortalecimiento de los vínculos y lazos entre las personas que conviven en la misma casa, o bien puede ser una fuente de malestar, de conflicto y de ansiedad, que genere otros problemas añadidos en la salud mental de las personas.
En esta situación extraordinaria de confinamiento, y de estado de alarma generalizado, surgen emociones como la incertidumbre y el miedo, que pueden producir problemas añadidos en la convivencia cordial entre miembros de la misma familia. En nuestro anterior post (pincha aquí)) aportamos una serie de pautas a llevar a cabo a nivel individual, para poder sobrellevar la situación con la mayor fortaleza mental posible.
En este caso, vamos a arrojar luz sobre algunas de las principales problemáticas que pueden surgir en el contexto de la convivencia, en la relación con otras personas.
UNO O VARIOS MIEMBROS PRESENTAN EMOCIONES INTENSAS COMO ANSIEDAD, MIEDO, ESTRÉS O IRRITABILIDAD.
Practica la paciencia y la escucha activa: dado que la situación es novedosa para todos, no estamos acostumbrados a manejar determinadas emociones que puedan surgir derivadas del confinamiento. Ser paciente con las personas con las que convives, y favorecer un espacio de escucha donde cada miembro pueda expresar cómo se siente, son pautas que aportarán un clima de serenidad y comodidad en la convivencia. Intenta no enjuiciar la manera en que los demás se sienten, y pide que los demás no lo hagan contigo. Escucharos los unos a los otros, y dejad que en los momentos de malestar exista una via de expresión y canalización de las emociones. No juzgues las emociones del otro, valídalas.
Respeta los momentos de soledad de los demás, y los tuyos: Dedica parte de tu tiempo a hacer actividades solo y a disfrutar de ti, y combínalo con actividades en compañía de las personas con las que convives. En los momentos de malestar es posible que las personas se aíslen, por lo que es adecuado que favorezcas que en casa exista ese espacio individual.
Favoreced un clima adecuado, en el que compartáis alguna actividad agradable, como ver una película, jugar a un juego de mesa, hacer alguna comida o cena. Esto hará que os sintáis mejor compartiendo el mismo espacio, y se reduzcan las opciones al conflicto.
Entrenad técnicas de relajación y meditación: Estas técnicas pueden entrenarse solo o en compañía. Si bien la meditación y la relajación son prácticas saludables en general, ahora más que nunca pueden ser muy útiles para favorecer la calma y el bienestar en las relaciones entre vosotros.
CUANDO LA CONVIVENCIA SE HACE PESADA, ABURRIDA, O CUANDO ALGUNO O VARIOS MIEMBROS ESTÁN APÁTICOS
Realizad una lista de actividades que nunca tenéis tiempo de hacer en vuestra vida cotidiana, y aprovechad cada día a hacer una o varias de estas actividades.
Dedicad un tiempo diariamente a aprender algo nuevo cada día.
Mantened rutinas diarias que aunque ahora no sean tan necesarias, puedan ocupar el tiempo de las personas: vestirse, maquillarse, repartir las tareas de la casa, hacer comidas y cenas elaboradas, etc.
CÓMO MANEJAR LA SITUACIÓN CON NIÑOS Y ADOLESCENTES
Incluidles en actividades domésticas, que les dotarán de autonomía y de satisfacción por el trabajo bien hecho, y les conferirán un rol activo en la familia donde se encarguen de alguna actividad que ayude al resto de personas con las que conviven.
Favoreced que disfruten de actividades en solitario, pero también en compañía de otras personas, y ajustad el tiempo que pasan en redes sociales para que no se aíslen en exceso ni reciban información que les cueste manejar.
Comprended en el caso de los adolescentes, que es normal que quieran diferenciarse de los padres, explicadles que les entendéis y que vais a respetar su espacio, pero dialogad con ellos, para que desde el afecto comprendan que esta situación es excepcional y requiere de mayor implicación por su parte en la familia.
Favoreced que estén en contacto con sus amistades, de forma que tengan su momento al día para hacer videollamadas, hablar por teléfono o chatear. Las relaciones sociales especialmente en la adolescencia son muy necesarias.
PROBLEMAS DE CONVIVENCIA EN LA PAREJA
Es importante aprovechar el tiempo que ahora compartis, de modo que encontréis actividades para hacer juntos que normalmente quedan relegadas a un segundo plano porque os veis inmersos en las responsabilidades diarias. Por ejemplo, elaborad una lista de actividades que os gustan a cada uno, y escoged cada día una, alternando entre uno y otro.
Buscad vuestro propio espacio, tanto físico como psicológico. Es decir, intentad pasar tiempo separados físicamente en distintas estancias de la casa, y aunque estéis en la misma, podéis pasar un tiempo realizando cada uno de forma individual una actividad.
Tratad de compartir responsabilidades, de modo que el cuidado de los niños, las tareas de la casa, las rutinas diarias, etc., estén lo más definidas y repartidas posible, para evitar sobrecargar a uno de los dos y generar conflictos que en este momento solamente sumarán malestar a la situación extraña que ya estáis viviendo.
Si existen conflictos previos en la pareja, es posible que se agraven viviendo en confinamiento, y a medida que pasen los días. Pero en esta situación es difícil poder ver las cosas con perspectiva, así que aplazad decisiones importantes para el momento en que todo pase, y podáis valorar con mayor objetividad qué es lo mejor para vosotros.
Otras muchas situaciones pueden darse en periodos de convivencia intensiva. Por lo que aunque estas son algunas pautas, estamos a vuestra disposición para cualquier duda que necesitéis resolver.
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